¡Lo hiciste!
Ahora sabes cómo mejorar tu salud mental. Hagamos una revisión rápida de lo que hablamos:
Elige a los amigos adecuados. Tus amigos influyen en quién te conviertes. Sea deliberado al elegir amigos. Busca amigos que sean cariñosos y honestos. Sé igual de deliberado acerca de dejar ir a los amigos que son necios, malvados o que simplemente ya no son adecuados para ti. Y no olvides tener algunas personas sabias con las que hablar cuando necesites consejo.
Desarrolla los hábitos adecuados. Tu cuerpo se beneficia de buenos hábitos como dormir lo suficiente, hacer ejercicio y comer alimentos saludables. Más importante aún, tu alma se beneficia de los buenos hábitos espirituales. Es importante leer la Biblia y orar todos los días y participar regularmente en la iglesia.
Pronuncia las palabras correctas. Las palabras positivas traen resultados positivos. Las palabras negativas traen resultados negativos. Escucha lo que dices. Si tus palabras son a menudo negativas, haz un cambio en las palabras que hablas.
Piensa en los pensamientos correctos. WLa preocupación, la ansiedad y la depresión a menudo provienen de tus pensamientos. Examina cuidadosamente cómo piensas. Si pasas mucho tiempo preocupándote o imaginando cosas malas que ni siquiera han sucedido, elige cambiar tu forma de pensar. Sujeta tus pensamientos a Jesús. Tener los pensamientos correctos es muy importante para tu salud mental.
Vive el momento. Demasiado tiempo pensando en el pasado o el futuro no es saludable. Pasar demasiado tiempo en las pantallas también puede tener resultados negativos. Todo lo que cualquier de nosotros realmente tiene es el minuto en el que estamos. Si estamos continuamente distraídos, perdemos la belleza del momento presente y lo que es peor, podemos perder la paz y el gozo de la presencia de Dios en cada momento.
Lee esto – ¡Es Importante!
La información en el libro te da una ruta para mejorar tu salud mental. Pero, si alguna vez
te encuentras en un lugar donde sientes que no puedes manejarlo por tu cuenta, no dudes en buscar ayuda. Si tu ansiedad o depresión es debilitante, si estás pensando en cometer suicidio, si tus problemas de salud mental son demasiado para que los manejes solo, habla con alguien. Habla con tu cónyuge, tu pastor, tu médico o alguien que pueda indicarte la ayuda que necesita.
Si se infectara tu apéndice no dudarías en ir al doctor y obtener tratamiento, ¿cierto? De la misma forma, si estás luchando con tu salud mental, no deberías dudas en buscar ayuda. Es lo correcto.
Es tu responsabilidad
En última instancia, tus pensamientos y tus elecciones son tu responsabilidad. La vida que vives es tu responsabilidad. La vida que vives es tu responsabilidad. Estos dos versículos en Gálatas 6:4-5 dan tres consejos sobre lo que significa vivir una vida que sea satisfactoria para ti y que sea agradable a Dios:
Haz un examen cuidadoso de quién eres y el trabajo que se te ha dado y luego sumérgete a eso. Conócete a ti mismo. Trabaja duro. Sumérgete en el plan de Dios para tu vida.
No te sientas superior. No te compares con los demás. Vive con humildad. Ninguno de nosotros es nada sin Dios. Y no compares tus dones, tus logros o tu vida con otra persona. La vida no es una competencia y la comparación es un juego perdedor.
Cada uno debe asumir la responsabilidad de hacer lo mejor que pueda con su propia vida. Asume la responsabilidad de tu vida.
Toma decisiones que te muevan a hacer lo mejor que puedas ser. Sé creativo. Dios es un creador y tú eres su hijo. No te conformes con menos que la vida vibrante, significativa y fuera de la caja que él ha planeado para ti.